domingo, 10 de noviembre de 2013

La Casa de los Guillermo Uypan.

Ya nos dieron las tres de la tarde ya. Aquí hace harto calor casi todo el año. Bueno, esta calle se llama: Guillermo de la Flor. No sé quién fue. La canción que está sonando la compuso Don José Abelardo Nuñez. Su primer apellido es Takahashi, y no Nuñez, pero dicen que en la época del Chino Velasco Alvarado, el odio a lo extranjero era tal que Don Abelardo tuvo que quitarse lo japonés y quedarse con lo criollo y vaya que lo hizo. Bueno, esta es la casa de la que les hablaba: muy larga y de adobe, como la mayoría de las casas de por acá. Tiene un segundo piso y techo de calamina. Les cuento que, uy, tremendo susto que me metí cuando un ventarrón levantó y dejó caer el techo de la casa de mi abuela. No, esta no es la casa de mi abuela, la casa de mi abuela es la de allá, entre esas dos palmeras es. Pero no nos desviemos. Vamos a entrar, solo hay que abrir la ventanita, meter la mano, halar la manija de la chapa y alzar un poquito, empujar la puerta y ya. ¡Buenas...! Pasen... Esta es la casa de la familia Guillermo Uypan. Ah... El patriarca era Don Meche, mi padrino, que en paz descanse y de Dios goce. Bueno, yo tengo dos padrinos: mi padrino José, que ahora debe estar en la chacra, y su padre: mi Padrino Meche. Cuando nací, él le pidió a mi papi para que también fuera mi padrino. Dos padrinos en un mismo bautizo ¿se imaginan? Y una madrina, mi madrina Doris. Mi padre aceptó pero no sé cómo hicieron en la ceremonia, yo estaba pequeñito. ¿Y qué creen que me regaló Don Meche, mi padrino? ¡Una ternera! Sí, una ternerita, que solo la conozco por la imaginación, chiquita, temblorosa, blanca, como yo, con manchas negras, como mi hermano. Pero la vendieron para pagar la letra inicial del departamento donde vivimos, en Chiclayo. Bueno, historias apartes, hablemos de la casa: No sé de qué material será este piso pero me gusta su color rojo ocre, es típico por acá, es como un símbolo de la prosperidad. Si no te alcanza la la casa, le dejas el piso de tierra y para que no levante polvo, le echas agua todos los dias. Si te alcanza, usas esto. Pero no toda la casa es así. Más allá van a ver que esto se va a volver cemento mal enlucido y a veces, también,  tierra. Doña Rafa es la esposa de mi padrino. Sus hijas y su nieta Lorena la cuidan bastante, como todo hijo que adora a su madre o a su abuela. Su hijo Catalino es el esposo de mi abuela Beatriz, que vive al frente. Recuerdo que antes, cuando mi padrino Meche vivía, en su cumpleaños traían cualquier cantidad de animales del monte y mataban para dos o hasta tres días. Corría la chicha en jarras de vidria translúcido y que por lo general eran decoradas con líneas de colores rojo, amarillo. También recuerdo una jarra dorada. Lo dorado es lo mejor, y lo mejor para la ocasión, como en aquel tiempo. Ahora ya no es tanto así. Bueno, la escalera va al segundo piso. Lorena, una de las nietas de Doña Rafa, le ha contado a mi tía Dora que desde poco antes que muera mi padrino, arriba, comenzó a penar duro. Creen que allí vive el Chamico, pero si será cierto. Hay un vecino que dice que por las noches ve a un hombre paseándose por el techo de la casa. Yo creo que son cosas de ella. Acá en Ferreñafe la gente cree mucho en la brujería, el curanderismo... Si les contara... Dice que una noche se quedó a cuidar a su abuela porque, como les dije, anda delicada, ¿no les dije? Pero no pudo dormir. Le prendían la luz del cuarto, escuchaba que arriba se daban volantines y apestaba a azufre, pero en el segundo piso no vive nadie. Hace años sí, vivía Nataly, mi amiga, con su mamá, una de las hijas de Doña Rafa. En esa época no penaban, no lo que ahora. Es mejor no subir allí. Este es el comedor. Me gusta la alacena empotrada. Casi nunca la he visto abierta. Me llama la atención sus vasos y copas porque no se ven en Chiclayo. Al menos yo no he visto nada parecido. Tal vez es por lo antiguo que son que me gustan tanto. Ese olor a guardado, eso debe ser. Pero avancemos. Este es el pasadizo iluminado de manera natural por la calamina transparente. Voy a bajar la voz para no despertar a Doña Rafa, duerme después del almuerzo. Estas son las dos habitaciones que hay en el primer nivel. Del otro lado vive la vecina Sabina, una loca. Ya les voy a hablar luego de ella. Aquí dormía Lorena, pero sacó marido, así que ahora lo usan para guardar los sacos de arroz en cáscara. Por eso el olor. En este otro cuarto duerme Doña Rafa. Ña Rafa, buenas tardes. "Hola hijo". Doña Rafa, he traído unos amigos para que conozcan la casa. "Pasen, pasen, hijo. Invítales agüita. Tú sírvete tu chichita, hijo, capaz tus amigos no les guste" Gracias Doñita. "Descansen, hijo" No se preocupe Doña Rafa. Un ratito y nos vamos. "Ya hijito, ¿tu mama 'ta buena?" Si Doña Rafa. "¿Y tu tayta?" ...¿Quién? "Tu tayta, tu papá, ¿'ta bueno?" Sí, Doña Rafa, está bueno, trabajando, como siempre."Ah, ya... Pasen hijo" Gracias Ña Rafa... Está ancianita. ¿Le vieron sus arrugas? Es la mujer con más arrugas que he visto. Espero que no les incomode la tierra. Este es un patio algo simple, muy simple, no tiene nada, como ven, solo estas cachibaches. Es como si partiera en dos a la casa y me gusta porque, ya que no tiene techo, siento como si hiciera que la casa sea más grande. Hacia arriba: lo es. Este es el corral: Aquí crían patos joke, gallinas, pollos de los normales y los pajuilos, esos que tienen el cuello pelado. También hay cuyes, chanchos. Los tienen en ese cuchitril, aislados, para que no anden vagando, comiendo a su antojo y también, y más importante, para que no nos contagien los piques. Son como huevitos que se te meten al pie y luego se te abre un huequito y sale un gusano. Bueno, si no te sale un gusano, te va a salir pus. Es horrible. Doña Rafa es experta sacando piques. La última vez vi que, con una aguja, le sacaba un pique de la punta del dedo gordo a la señora María, su hija, la mamá de Lorena. La vecina del lado de allá, osea, a espaldas de la casa, cría vacas y no recoge el estiércol de su corral. sus hijos deberían de hacerlo por ella. Tienen como diez vacas y a todas las hace pasar por su sala, hasta el corral, al fondo. Así es acá. Bueno, por eso es el olor. Avancemos por favor. Esta piedra es el famoso batán. Mi padrino Meche lo heredó de su padre y este de su padre y así sucesivamente hasta llegar hasta el Sicán Medio seguro, cuando todos vivían en Batan Grande, ja, ja, ja. Está mojado. Seguro que en la mañana doña Rafa habrá molido algo, loche quizá, para el cabrito y alguien, Doña Rafa, Lorena, Doña María quizá, lo debe haber lavado. Se habrán olvidado y lo han dejado a la sombra. Este es el baño. Simple. Esta otra es la ducha. Simple también. Disculparán el olor. Mejor sigamos, por aquí. Esta es la cocina: A mi no me gusta por lo que entra poca luz. Yo estoy acostumbrado a comer con luz, con la luz del sol. Aquí a las justas entra la que rebota por las paredes de adobe desde el corral para adentro. Bueno, más allá hay un par de cuartos más y al fondo, en ese cuadradito que ven en medio de toda esa horrible oscuridad, son las aberturas de la ventanita de la puertita de madera que da para la calle, la calle de atrás. Para allá no los puedo acompañar. Si quieren pasen pero será por su propia cuenta. Me da miedo por lo que está oscuro. Es muy oscuro. Repito, esa puerta que ven allá al fondo da hacia la otra calle. Si quieren vayan ustedes pero yo no, me da miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario